San Miguel Especial

La experiencia de nuestros viajes y nuestro espíritu explorador nos sirvió para regresar a casa con dos cervezas bajo el brazo: Lager Superior y Pilsener Cristal. La primera desapareció tras un año puesto que, a pesar de ser una gran cerveza, los españoles eligieron Pilsener como su favorita de San Miguel. Para evitar la picaresca de la época, serigrafiábamos con un sello nuestras botellas. Así, además del sabor, nuestra San Miguel se diferenciaba también a la vista y el tacto. Dimos un paso más y creamos la primera botella de vidrio no retornable que convertía a San Miguel en la cerveza que se podía disfrutar en cualquier lugar. De la cabeza y hasta los pies, nuestra Pilsener Cristal tenía una imagen rompedora.

La experiencia de nuestros viajes y nuestro espíritu explorador nos sirvió para regresar a casa con dos cervezas bajo el brazo: Lager Superior y Pilsener Cristal. La primera desapareció tras un año puesto que, a pesar de ser una gran cerveza, los españoles eligieron Pilsener como su favorita de San Miguel. Para evitar la picaresca de la época, serigrafiábamos con un sello nuestras botellas. Así, además del sabor, nuestra San Miguel se diferenciaba también a la vista y el tacto. Dimos un paso más y creamos la primera botella de vidrio no retornable que convertía a San Miguel en la cerveza que se podía disfrutar en cualquier lugar.

Como exploradores, siempre tuvimos la maleta a mano, buscando nuevas aventuras y rojos atardeceres. En 1970, comenzamos a distribuir a Puerto Rico desde España. Geográficamente la distribución era más sencilla desde Manila, pero el matiz que adquiría nuestra San Miguel gracias a las aguas del río Segre, merecía que hiciésemos una nueva ruta, aunque fuese más complicado.

Inspirados por los ingleses, trajimos a España una nueva botella en los 70, aunque no sería hasta los 80 cuando se popularizó. El nombre Handy hacía referencia a su peculiar diseño que se adaptaba perfectamente a la palma de la mano y era muy fácil de coger.

Es difícil revisar las fotos de los 80 y no encontrar, además de unos cardados imposibles, nuestro mítico tercio en la mesa de alguna terraza. San Miguel ya no solo era una cerveza conocida en todo el mundo, también lo era en España y eso nos llevó a dejar la serigrafía a un lado –nadie podía confundirla ya- y de paso podíamos estandarizar el diseño para nuestras botellas en todos los países con un etiquetado a la moda de la época: metalizado. Nuestra botella ochentera se convertiría en todo un icono de aquellos tiempos.

1993 es el año del cambio. Introducimos el modelo Long Neck, con el que conseguimos estilizar la botella. Este diseño no fue solo una cuestión estética también permitía que la cerveza resbalase mejor Esta botella también unificó nuestro mercado local con el internacional, ya que se convirtió en el estándar para todos los lugares en los que estábamos presentes. Los únicos elementos que cambiaban, según el país en el que se consumía, eran la etiqueta y la chapa.

Cuando lanzamos nuestro primer abrefácil en 1999 fue toda una innovación, pero innovar es volver a revisar lo hecho, dar una nueva perspectiva y nunca renunciar. Así que en 2011 retomamos la idea y diseñamos un nuevo sistema con el que solo es necesario tirar con un dedo de la chapa. ¡Más cómodo para disfrutar de tu San Miguel en cualquier momento y donde quiera que estés!

2015 fue un año especial para toda la familia San Miguel. Cumplimos 125 años y queríamos celebrarlo renovando nuestra imagen. Fieles a nuestro origen explorador, decidimos hacer acopio de nuestra historia y recodar nuestro carácter internacional, nuestra historia llena de viajes y nuestra evolución, desde que pisamos por primera vez el puerto de Manila hasta nuestros días. Es entonces cuando presentamos un nuevo elemento iconográfico: el globomundo. El globomundo es la representación gráfica de que nuestro hogar no tiene fronteras y que allá donde vayas habrá siempre esperándote una San Miguel.